En la ruta del vino
Baja California, México. Tijuana y su estruendo han quedado atrás y al fondo de la carretera 1, la transpeninsular, surge el Pacífico: riscos vertiginosos, curvas ascendentes, el mar intensamente azul y a lo lejos las granjas circulares de atún.
El camino desemboca en Ensenada, centro a su vez del viaje a los valles bajacalifornianos y a su radical cambio, cuya expresión más evidente es la retahíla de pequeñas bodegas nacidas desde el final de los noventa.
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